lunes, 11 de octubre de 2010

El Alumbramiento



Mística.
Es un recoveco de la mente
Al que no llegarás
Tan sólo ahogándote
En bocanadas de humo.

No son los ojos
El que ve.
A eso habrá que entenderlo
Tarde o temprano,
O seguir arropándose
En mentiras holgadas
Y mórbidas.

Como el nacimiento de un hombre
Que atraviesa la oscuridad inmóvil
Hacia una luz
Dolorosa y atrayente,
Tal es la alegoría divina
Que La Madre
ha legado a la conciencia del ser.

No necesito credo,
Ni me declaro agnóstico,
El mundo es mi único ídolo
Mi única certeza,
La Ciencia de Dios;
El devenir de un presente eterno
Que me arrastra en ciclos

Mi lucha es contra el olvido
Razón tras razón para buscar,
esto es precisamente lo que yo busco.
Baco desciende sobre la tierra,
Y la contemplación
también es voluptuosidad del espíritu.

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