viernes, 24 de agosto de 2007

De una tristeza,

Voy a hablarte de una tristeza
que me aprisiona el alma.
Un poco, la veo a diario.
Las horas pasan:
ayer yo medía el tiempo con tu presencia.
Te perdí de a ratos,
siempre tuve fé en la verdad, lo siento
tu amor fue incierto
y fue la promesa de un paraíso fuera de mí.

Pero aún no te he hablado de esa tristeza,
decía que la veo a diario;
a veces me saluda por la mañana
y me acompaña cuando cruzo la puerta.
No me deja olvidarla,
es persistente como una mujer enamorada
y es intrusa,
muchos hombres lo saben.

Cuando llego del infierno
de mi obligación cotidiana
me espera tendida en mi cama,
y no dice nada;
sabe que quiero estar sola.
Conoce los ojos que me devuelve el espejo,
se acomoda en un rincón de mi alma
y me abraza.

Usted se preguntará
por qué no la espanto lejos,
es que, aunque sea una tristeza
impertinente y sombría, mi amigo
es la única tristeza que yo tengo.

Y a mí me basta.

2 comentarios:

Coni Salgado dijo...

Muy linda escrita.
Porque digo esto?
Porque me transmitió tristeza, vacío, ausencia, y poesía...
Que más podemos pedirle a la tristeza...
Al menos sirvió para algo!!!
sin ella esta hermosa poesía no existiría!!!

Coni

Caetano Evon dijo...

ai aii aii
me gustó mucho!
"a veces me saluda por la mañana"
ahora se comparte
muy buenooo
saludos